SE PUSO EN EVIDENCIA QUIÉNES PARTICIPAN DE LA MATRACA CANALLA: ¡SÍ ERAN ESPÍAS!

Segunda  parte de Vicky Peláez, Ana Montes, Althusser, el espionaje y La Matraca  Canalla 
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Por Aquiles  Julián
El pasar de los  días, tras la inesperada detención de la “periodista”  Vicky Peláez (en realidad, propagandista, pues en nada era imparcial y  apegada a los hechos, sino promotora militante de un punto de vista por  el cual ofrecía una visión sesgada, en que sólo destacaba los datos que  justificaban y apuntalaban su enfoque, buscando influir, permear y  definir una manera de ver las cosas útil para los intereses que ella  defendía y para los que trabajaba), el aparato siniestro de  desinformación, calumnia, distorsión, mentiras, denostación y guerra  ideológica que califico como La Matraca Canalla ha  estado bien activo en buscar desacreditar la acusación contra la señora  Peláez (¿o Lázaro?), victimizarla presentándola como una periodista  agredida por su “independencia” (¿cuál?), generar una  percepción de que el Estado norteamericano se ensaña con una persona  porque le critica y fomentar un mayor odio hacia los Estados Unidos,  llenándolo de todo tipo de improperio y apelando al nacionalismo y a  cualquier sentimiento noble en las personas, salvo que la intención es  innoble.
Así, el caso de  Vicky Peláez es útil para mostrarnos a La Matraca Canalla  en acción, ver cómo procede, evidenciar quiénes se suman por obligación  (son sus agentes pagados), por voluntad (fanáticos convencidos de que  cualquier cosa que hagan las instituciones, el gobierno y el Estado  norteamericano que no sea rendirse, subordinarse a los Castro o a Kim  Jong Il  o autodestruirse y dejarles vía franca  para imponer el delirio totalitario en el mundo es malo) y esa amplia  madeja de cándidos, ingenuos, idiotas y tontos de capirote que se tragan  cualquier cosa siempre que les ayude a presentarse como “críticos  del sistema”, “progresistas”,”, “partidarios  del futuro”, “heraldos del alba” (¿o del ALBA?), “precursores del porvenir” y demás autoconceptos que  demuestran la melcocha mental en que justifica su cretinismo político y  moral la progresía de todo pelaje.
El  origen de La Matraca Canalla
El montaje de La Matraca Canalla es, sin dudas, el mayor acierto en  política exterior de Vladimir Lenin. Stephen Koch, en su valiosísimo  estudio de La Matraca: “El fin de la inocencia. Willi Münzenberg y la  seducción de los intelectuales” (Double  Lives. Stalin, Willi Münzenberg and the Seduction of the Intellectuals),  señala  que “El acontecimiento que  finalmente obligó a Lenin a encargar a Münzenberg la tarea de manipular  la opinión pública burguesa occidental fue el hambre”.
Efectivamente,  la ineptitud, mediocridad y medidas erráticas puestas en ejecución por  los bolcheviques produjeron que un imperio que “había sido  desde tiempos inmemoriales uno de los principales exportadores agrícolas  del mundo” colapsara en su producción agrícola y se produjeran  espantosas hambrunas que ocasionaron cientos de miles de víctimas y  episodios horripilantes de canibalismo.
Robert Payne  reseña, en su biografía de Lenin “The life and death of Lenin” que la  actitud observada por Lenin frente a la hambruna era “curiosamente  remota, fría y desinteresada”. En aquel momento, Karl Radek, uno de  sus colaboradores a cargo de las operaciones internacionales, el Kominstern (Internacional comunista),  recomendó  insistentemente a Lenin lanzar una campaña propagandística  internacional. Y le señaló que Münzenberg era el hombre indicado para  tal tarea. 
Lenin escuchó a  Radek y poco tiempo después Willi Münzenberg estaba sentado en uno de  los sofás de cuero frente al escritorio de Lenin. El líder bolchevique  le describió la situación y le advirtió que “ninguna ayuda  humanitaria podía esperarse de Occidente”. Pero Lenin estaba  equivocado. En Rusia se estableció un Comité Ruso de Ayuda contra el  Hambre que presidía Máximo Gorki e incluía alrededor de 50 intelectuales  no bolcheviques. El comité hizo un llamamiento público. A escasos diez  días de iniciada la campaña grandes cantidades de provisiones llegaban a  Rusia. 
Y Koch reseña  algo importante: “El éxito del llamamiento de Gorki  enfureció y mortificó a Lenin. Durante años, se negó a reconocer  oficialmente que algo semejante hubiera sucedido”. Y quien más  aportó fue la Administración de Ayuda Americana dirigida por Herbert  Hoover, que luego fuera presidente de Estados Unidos.
¿Cuál fue la  respuesta de Lenin frente al éxito alcanzado y la respuesta humanitaria  obtenida? Veamos lo que nos cuenta Koch: “Cuando el comité  celebró su tercera reunión, Kamenev se aseguró de que Gorki y sus  hombres no estuvieran presentes; luego rodeó el edificio de coches  policiales y ordenó que la Cheka entrase en la sala mostrando sus armas.  Fueron arrestados todos los no bolcheviques presentes y llevados a la  Lubyanka. Algunos fueron puestos en libertad; otros, incluidos el  novelista Bulgakov y Alexandra, la hija de Tolstoi, fueron sumariamente  condenados a muerte. Por supuesto, esta gente, incluso para los  bolcheviques, no había cometido ningún delito. El mismo Lenin admitió:  “Conocemos perfectamente la lealtad del comité, pero nos fue necesario  destruirlo por razones políticas”. El cinismo de Lenin alcanzó aquí  una de sus más altas cotas.
Münzenberg  fundó el Socorro Rojo Internacional, un frente que no sólo servía para  obtener recursos para los bolcheviques; también fue una efectiva  tapadera para el espionaje ruso.
La  tarea de desacreditar a los Estados Unidos
Para la década  del ´20 del siglo pasado, frente al espejismo revolucionario se alzaba  un contrincante: el sueño americano. Y pasada la hambruna, a Münzenberg  se le asignó una nueva tarea: desacreditar a los Estados Unidos.
Stephen Koch  señala que “Para el proletariado de 1925, el principal polo  de atracción opuesto al mito revolucionario era, de lejos, la idea de  América. Esa visión, la noción de un país de inmigrantes, la Puerta  Dorada, la Tierra de la Oportunidad, se convirtió en el blanco de la  Internacional. Para los bolcheviques, se trataba de la verdadera amenaza  americana”. Y la tarea de desacreditar la política y la cultura  norteamericanas fue una prioridad para el aparato que Münzenberg estaba  creando y conectaba con la estrategia internacional de los soviéticos.
He aquí el  origen inicial de La Matraca Canalla. Y  Koch la registra puntualmente: “la primera idea de  Münzenberg fue crear y sostener una campaña mundial antiamericana que se  concentraría en la mitología de su inmigración. El propósito era  generar un odio reflexivo hacia Estados Unidos y su pueblo como  condición prioritaria en las filas de la izquierda ilustrada. A fin de  minar el mito de la Tierra de la Oportunidad, se mostraba a Estados  Unidos como un país casi demencialmente xenófobo, letalmente hostil a  los extranjeros”.
¿No era Vicky  Peláez precisamente una militante activista de esta campaña  ininterrumpida de pintar a los Estados Unidos como un país monstruoso,  un depredador insaciable, un Estado criminal dominado por una élite  sanguinaria y rapaz? Sin dudas, participaba de los objetivos de La Matraca Canalla, servía a sus creadores y operadores;  era, en suma, una pieza del mecanismo, importante en tanto empleaba su  posición en un periódico liberal para difundir entre la población  hispana de los Estados Unidos sus deletéreos puntos de vista,  disfrazándolos como periodismo independiente y crítico, cuando era en  realidad, propaganda interesada en contra del país que la acogía  generosamente y a favor de los enemigos a muerte del país, su modelo de  gobierno, su economía y todo lo que representa en el mundo.
Desde  Sacco y Vanzetti hasta hoy
Destruir la  idea de Estados Unidos (América) como una tierra de oportunidad donde el  trabajo duro, la iniciativa y la perseverancia rinden sus frutos, de  manera que no compitiera con la idea de un Estado dirigido por obreros y  en que sólo los trabajadores dominaban (la utopía socialista que  enmascaró un régimen en que los obreros fueron bestialmente explotados  y, cuando se rebelaban, inmisericordemente masacrados), fue y sigue  siendo un objetivo vigente.
El caso de los  inmigrantes anarquistas Sacco y Vanzetti. Como Babette Gross, la viuda  de Münzenberg confesó décadas después a Stephen Koch, todo el aparataje  montado para aprovechar el juicio contra los inmigrantes italianos  Ferdinando Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, juzgados y condenados a  muerte por su implicación en un atraco a mano armada en South Braintree,  Massachussetts, en que murieron Frederick Parmenter, encargado de la  nómina gubernamental, y el guardián Alessandro Berardelli “fue  una idea de Münzenberg”. 
El caso Sacco y  Vanzetti fue el primer esfuerzo coordinado del nuevo aparato de guerra  ideológica para enlodar y levantar indignación en contra de Norteamérica  y sus instituciones. Y abarcó al mundo entero.
Concentraciones  de protesta, telegramas, ataques despiadados contra el stablishment,  llamamientos para recaudar fondos para la “defensa y  protección” de Sacco y Vanzetti (de los que no vieron un centavo los  acusados), comités de defensa, toneladas de artículos y montones de  discursos, cartas de protestas, apedreamientos de consulados y  embajadas, amenazas de muerte a cónsules si Sacco y Vanzetti eran  ejecutados, vigilias multitudinarias, poemas, canciones… Todo un arsenal  de recursos propagandísticos se puso en ejecución para transmitir la  idea de que los Estados Unidos eran un país xenófobo que odiaba a los  inmigrantes pobres llegados a sus costas.
Cuando el caso  logró su climax el día en que ambos fueron ejecutados, La  Matraca de Münzenberg encontró otros temas recomendados por sus amos  soviéticos, uno de ellos fue montar un movimiento internacional por la  paz. Otro, el caso de los nueve jóvenes negros de Scottboro, Alabama,  Estados Unidos, acusados y condenados a muerte por la supuesta violación  de dos jóvenes blancas, a las que los médicos al examinar dictaminaron  que no había ocurrido violación alguna. Las sentencias de muerte fueron  revocadas; sin embargo, varios de los detenidos sufrieron largas penas.
Desacreditar a  los Estados Unidos, poner en entredicho todas sus políticas e  iniciativas, cuestionar la honorabilidad de sus instituciones y  funcionarios, levantar suspicacia y recelo contra Norteamérica, incitar  un odio feroz contra el pueblo, el Estado y lo que Estados Unidos  simboliza en el mundo, exagerar sus errores y deficiencias, negar o  minimizar sus logros, exaltar a sus enemigos y arrojar lodo contra sus  símbolos, sembrar cizaña, estimular todo tipo de resentimiento y  rechazo: esa tarea encomendaron a Münzenberg. Y en esa tarea está  implicada hasta el cogote Vicky Peláez.
¿Periodista  o propagandista?
Un problema  serio es aplicar conceptos propios de la democracia, la sociedad abierta  y los sistemas de pluralismo político, a sociedad totalitarias,  cerradas y de partido único.
En Cuba, por  ejemplo, no hay periodistas ni hay intelectuales, salvos escasísimas y  decorosas excepciones entre los disidentes políticos: todos son  empleados públicos, dependientes y alabarderos de los Castro, amos de  vidas y haciendas. Y todo título es fementido. Así, lo que aquí llamamos  un embajador allí es un jefe de espías como lo era Omar Córdoba Rivas  en República Dominicana. Y lo que aquí es un periodista allí es un  vocero a sueldo de las directrices oficiales.
Esperamos de un  periodista una exposición completa y ecuánime de hechos, un enfoque  sobrio e independiente, una visión que nos lleve a una compresión mayor,  documentada y cercana a la realidad, de los acontecimientos. Un  propagandista, por el contrario, sólo nos muestra la parte conveniente  de las cosas, interesados en manipular y controlar nuestra percepción  eligiendo los estímulos y llevándonos a interpretarlos a su  conveniencia.
Vicky Peláez,  si tomamos en cuenta ambas definiciones, no era ni fue nunca una  periodista: era una propagandista (ahora sabemos que bien paga), de la  Inteligencia rusa para cumplir la tarea siempre vigente de echar lodo y  levantar odio contra la sociedad, la cultura, el liderazgo político y  las decisiones del gobierno norteamericano.
Las  evidencias de su pertenencia al apparat
¿Qué evidencias  muestran de que Vicky Peláez era una agente del apparat? Su tarea de  desinformar, mentir, deformar, distraer, ocultar y amplificar los puntos  de vista interesados del extremismo y el totalitarismo, generándole  enemigos a los Estados Unidos, levantando sospecha sobre sus políticas,  su cultura, su régimen, sus líderes, etc., acumulando sobre ellos todo  tipo de epíteto insultante, de acusación horrenda.
Así, las fotos  del sanguinario “Presidente Gonzalo” en su escritorio,  su justificación de los ataques del 11 de septiembre, su defensa  acérrima de la tiranía militar de los Castro, su cándida explicación de  que Cuba sólo exporta médicos (claro, porque ¿acaso el Che Guevara no  era médico? Y de seguro los asesores militares, espías y demás apparatchiks cubanos en Venezuela, Bolivia, Ecuador y  Nicaragua son todos titulados de la escuela de medicina de La Habana),  sus insultos y críticas a los gobiernos latinoamericanos que se resisten  al eje castro-chavista y su odio visceral a los Estados Unidos son más  que evidencias de su vínculo a La Matraca Canalla.
No era en nada  una periodista crítica e independiente, algo siempre bienvenido, pues es  preciso señalar, develar y evidenciar fallas, inconsecuencias, errores,  faltas, violaciones, abusos, iniquidades, etc. Se necesita al  periodista, pero ella no lo era, era una propagandista. Sólo veía las  faltas (exagerándolas), de un solo lado. En el otro todo era nobleza,  decencia, altruismo, construcción de la era luminosa, el advenimiento  esperado por los pueblos del mundo del paraíso socialista con sus  santones: los Castro, Chávez, Kim Jong Il y demás zaramagullones de la “izquierda radical”, según Correa.
¿Y al final,  qué? Mientras La Matraca Canalla se lanzó a asegurar que  la Peláez era perseguida por sus ideas (ignorando que pasó los ocho  años del gobierno George W. Busch vomitando todo tipo de improperios  contra el presidente del país que la acogió y contra el Estado y el  pueblo que la aceptó y le concedió su ciudadanía y nadie la encarceló  por ello), formaron comités, lanzaron la campaña mediática y se  enardecieron acusando a más y mejor (y ahora podemos ver quiénes son  copartícipes conscientes o inconscientes de La Matraca,  incluyendo los innúmeros espacios en la red que sirven al montaje  desinformativo y manipulador), el marido de la Peláez, supuesto uruguayo  nacionalizado peruano resultó declarar que su nombre verdadero era ¡Mikhail Anatonoljevich Vaenko! Aceptó su papel  como espía y, por igual, Vicky Peláez se declaró “culpable  de conspiración”, de “lavado de dinero”, “de reunirse con espías de la Federación Rusa en el Perú por  indicación de su esposo” y de “llevar una carta con  tinta invisible” y otras lindezas por el estilo.
Y esto no ha terminado
En los Estados Unidos un fiscal declaró que la red  de espías rusos apenas era “la punta del iceberg” y que  había otras implicaciones.
Por  otro lado, ¿resistirá la Peláez el silencio y vivir fuera de cámaras?  Lo dudo. 
Como  conoce lo ingenua y cándida que es la progresía latinoamericana, al  igual que la europea y, en general, toda esa variopinta mezcla de  ingenuos, cretinos, bienintencionados, despistados y cándidos que Plinio  Apuleyo Mendoza, Alvaro Vargas Llosa y Carlos Alberto Montaner han  retratado magistralmente y tipificado como el típico “perfecto  idiota latinoamericano”, ahora vendrá una elaborada explicación de “su calvario” y cómo inteligentemente escapó al plan  siniestro del Imperio del Mal para silenciarla.
Y desde alguna tribuna encenderá de nuevo su  galillo. ¿Le seguirá dictando Mikhail Anatonoljevich Vaenko los  artículos, como asegura el periodista Miguel A. Sánchez, que durante 15  años fue compañero de trabajo de ella en El Diario/La Prensa que ocurría  con frecuencia, o los seguirá plagiando como también asegura Sánchez  que la Peláez solía hacer? Bueno, si Vaenko, quien ya pasa a retiro la  Madrecita Patria no lo hace, de seguro otros le sustituirán. Nunca  faltará quien le dicte a Vicky Peláez sus artículos y quien la  instrumentalice. 
Tomado de http://elblogdeaquilesjulian.blogspot.com/
 
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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