Propagandistas de dictadores
SERGIO ESTEBAN VÉLEZ
http://www.sergioestebanvelez.com/article-propagandistas-de-dictadores-51517350.html
El Mundo, 2 de junio de 2010
El concierto, que será financiado con nuestros impuestos, se dará por invitación especial de la Alcaldía de Medellín y de otros organizadores del importante Congreso en mención.
Es posible que con este absurdo estén tratando de desagraviar a Castro, después de que, a raíz de las denuncias que presentamos este columnista y algunos colegas, la prensa y la dirigencia cultural ejercieron la presión oportuna que produjo la cancelación del gran homenaje “50 años de una Revolución Solidaria”, a través del cual el Municipio y algunas ONG planeaban convertir a Medellín, durante seis meses, en santuario de culto a la dictadura cubana. Como corroboración de lo anterior, recuérdese que uno de los actos centrales del evento que logramos vetar era, precisamente, un concierto de Silvio Rodríguez.
Silvio Rodríguez simboliza el apoyo entusiasta a crímenes por motivos ideológicos, a los fusilamientos en el “paredón”, a la coacción de las libertades individuales, a la persecución contra intelectuales y artistas no afiliados a un régimen asesino.
A pesar de que él, como cantante, ha trascendido las fronteras internacionales, no por eso puede olvidarse que, como militante castrista, durante decenios, ha sido el más activo embajador de la más larga y cruel de las dictaduras de América.
Reconocido como “la voz de la Revolución Cubana ante el mundo”, la gran mayoría de sus actividades han estado encaminadas a la expansión, “a través del arte”, del “germen” de la atroz tiranía de esa isla.
Y Rodríguez no sólo ha demostrado su bajeza al ser abanderado del totalitarismo de los Castro, sino que también ha exaltado con fascinación los “logros” del comunismo internacional, ese que en la sola Rusia estalinista mató a más 50 millones de personas, nueve veces más víctimas que las que dejó el holocausto a los judíos.
Y, como podía esperarse, también es cercano al “Comandante” Chávez. Respecto de la confianza que se tienen, Rodríguez, en su blog personal, comenta: “Recuerdo que el propio Chávez cierta vez anunció que él y yo formábamos el dúo Silvio y Hugo (Hugo y Silvio para mí)”. (Ver video del dueto).
Pero, además del trabajo musical como herramienta propagandística del comunismo extremo, Rodríguez ha buscado también impulsar la Revolución a través de una participación directa en los gajes de la política. Su última actuación en este campo fue, entre el 2003 y el 2008, como diputado nacional (equivalente a senador) de Cuba. Desde esa posición, no hizo ningún esfuerzo por contribuir a la liberación de los numerosos presos de conciencia ni de los homosexuales torturados en cárceles cubanas. Tampoco alzó su voz para defender la libertad de prensa o la de asociación, ni abogó por que en las librerías pudieran adquirirse libros de todas las tendencias ideológicas o por que los cubanos pudieran navegar libremente (por la Internet y por el Caribe).
Pero su pasividad frente a todo lo relacionado con la protección de los derechos humanos ha contrastado con su fiereza y energía para apoyar a la dictadura, ante las numerosas denuncias de gravedad que a diario se presentan contra ella. Rodríguez se ha consolidado como uno de los mayores justificadores de cuantos atropellos y delitos realicen los sátrapas cubanos.
Su más reciente polémica la sostuvo hace dos meses con el eminente analista político Carlos Alberto Montaner. Cuando este lo increpó abiertamente por su ciega devoción al tirano asesino, Rodríguez respondió con una letanía de alabanzas al régimen de terror de Castro, según informa El País, de Madrid.
En esta ocasión, cuando planea ensalzarse a Rodríguez en Medellín, tampoco nos podemos quedar de brazos cruzados. Los millones de antioqueños demócratas que rechazamos la dictadura de Castro, las transgresiones de Chávez y el terrorismo de las Farc, debemos unirnos para evitar la realización de tal espectáculo.
Los que conocemos la macabra historia de cómo la “gloriosa” Revolución Cubana auspició durante años a los forajidos de las Farc, que han desangrado a nuestra patria, tenemos el deber moral de protestar y de oponernos, por todos los medios pertinentes, para impedir que en nuestra ciudad, con los recursos públicos, se rinda tributo a “la Voz de la Revolución”.
Hago un llamado a mis colegas columnistas y a todos los valerosos líderes cívicos de la ciudad para que, unidos, hagamos prevalecer la dignidad de nuestro pueblo y el repudio que deben merecernos los vasallos de los peores enemigos de Colombia.
(Enlace original El Mundo)
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